Como suele suceder con este tipo de iniciativas -el ejemplo más reciente fue la del matrimonio gay-, aquí las posturas no se definen ni por oficialismo ni por oposición, sino por las creencias y convicciones personales de cada legislador, más allá de su pertenencia partidaria. Sobre todo, en un tema tan sensible y polémico como el aborto, rechazado de plano por la Iglesia pero aplaudido, con igual vehemencia, por varios organismos civiles de defensa de los derechos femeninos.
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jueves, 27 de octubre de 2011
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